Adicción al running
Primero fue la vigorexia y ahora es la adicción al running. Parece que nuestro cerebro está siempre dispuesto a engancharse a algo, al menos se trata de deporte, pero claro, los excesos nunca son buenos y hay que saber mantenerse dentro de lo que se consideran niveles saludables de ejercicio.
La sensación tan gratificante de bienestar que se produce cuando, tras una agotadora sesión de entrenamiento liberando endorfinas, echamos un vistazo al GPS o a nuestro reloj cuenta kilómetros y vemos que nos hemos superado es incomparable. Casi siempre queremos más.
![]() |
ADICTOS AL RUNNIG |
Adictos al Runnig
Hasta aquí todo correcto. Espíritu de superación y mentalidad deportiva. Pero hay casos extremos en los que se traspasan los límites de lo razonable y se comienza una dinámica nada positiva para nuestra salud (física y mental). Te das cuenta de que algo no va bien cuando salir a correr está dejando de ser una afición para convertirse en una obligación. Si llueve, nieva o el termómetro está bajo cero te da igual, tú sales a entrenar. Si no lo haces, te sientes mal.
Puedes estar desarrollando una adicción al running cuando buscas tiempo para correr aunque no lo tengas, lo que frecuentemente da pie a disputas con los que te rodean. El caso puede ser extremo si dejas de hacer otras cosas, o de atender a tus seres queridos por salir a correr. Si entrenas aunque estés convaleciente de alguna lesión o si necesitas practicar running al menos con una frecuencia diaria tendrás que pensar en esto.